É quase lei na crítica de cinema brasileira reforçar um lugar-comum que, em parte, procede: o cinema argentino sabe contar pequenos dramas humanos geralmente centrados na família. O grande protagonista desse estilo narrativo tem sido Ricardo Darín.
Fui aos números: em dez anos, os 14 filmes nos quais Darín participou levaram 10,2 milhões de espectadores às salas de cinema da Argentina. Por quê? O que o público enxerga nele? Qual é a imagem masculina que seus personagens transpiram? Tê-lo em uma produção é realmente garantia de sucesso?
Pedi auxílio de dois especialistas argentinos para encontrar respostas: Mariano Oliveiros, do blog Taquilla Argentina, que se concentra em bilheterias, e Clara Krieger, pesquisadora que escreveu vários livres sobre cinema latino. Como o tempo está apertado, não consegui traduzir a tempo a íntegra da entrevista com Clara, que dá um interessante panorama não só de Darín, mas da produção contemporânea argentina.
Quem tiver paciência e compreender um pouco o castelhano não terá dificuldades em acompanhar o raciocínio da pesquisadora. A íntegra do papo vai abaixo:
Urso de Lata: O que Darín tem em diferença a outros atores? Tê-lo em um filme é garantia de sucesso comercial?
Clara Krieger: Las preguntas que me hacés son difíciles de responder. Aunque no existe la fórmula del éxito creo que existen tres elementos que deben convivir en toda película que pretenda el éxito de público. En primer lugar, tocar algún tema que de alguna manera esté presente en el discurso social, en segundo lugar en el filme debe prevalecer el lenguaje cinematográfico clásico y finalmente la puesta en escena debe poner el acento en lo emocional. Si a eso le sumamos un actor tan carismático como Darín, el público está garantizado.
Darín es un muy buen actor y podríamos pensar que representa al porteño promedio, es decir que los espectadores lo viven como un par. A eso debemos agregar que muchas de las películas que hizo trajeron a la pantalla algún problema en el que los espectadores pueden verse involucrados. Un ejemplo es Luna de Avellaneda que puso sobre la mesa el problema de las asociaciones intermedias en un marco de crisis.
La Argentina es un país en el que las asociaciones intermedias ya eran muy fuertes y numerosas en la década del 30, y consolidaron una red social que tuvo mucha presencia (clubes deportivos, sociedades de fomento, etc.etc.). En la década del 90 esas asociaciones estuvieron a punto de extinguirse y la película se sitúa en ese terreno. Lo hace con una mirada siempre esperanzadora que al espectador le permite salir con una sonrisa y pensar que todavía existen los tipos buenos como el personaje de Darín.
Qual é o tipo de imagem masculina que ele passa?
Darín es un hombre atractivo sin dudas, pero aquí no es un sex symbol. En mis viajes a San Pablo encontré comentarios sobre la belleza de Darín que aquí no se encuentran tan facilmente.
Darín es un actor con un bajo perfil y la gente lo ve más como un amigo que como una estrella. En los reportajes siempre se presenta como una persona normal que trabaja de actor. No se le conocen escándalos, no hace publícidad de sus bienes materiales, no permite que hagan un culto de su figura. Por ejemplo, no fue a recibir el Oscar porque ese tipo de situaciones no le gustan. No usa posturas artificiales, no da lecciones de moral. Es muy gracioso, parece buena gente y tiene una gran virtud: no se la cree (es una expresión porteña que significa que no cree que el exito y él son sinónimos y además conoce sus limitaciones).
Creo que tiene cosas muy representativas de los porteños: el tipo de humor irónico, la picardía, una forma de ser varonil y tierno al mismo tiempo. Quizá eso pueda parecer como un Humphrey Bogart, en muchos personajes es duro y tierno a la vez.
Qual sua avaliação geral sobre a produção contemporânea na Argentina? Aqui no Brasil é um lugar-comum afirmar que o cinema de vocês está indo de vento em polpa...
Con respecto a nuestro cine actual, yo creo que lo más interesante pasa por el documental. Las producciones de ficción son más desparejas. Hace bastante que no veo películas de ficción argentinas que me llamen la atención. Por suerte tenemos más cantidad de películas de ficción que son buenas y para público masivo, pero no veo nada innovador o realmente interesante.
La trayectoria del documental es más rica desde fibnales de los 90s hasta aquí. Siempre aparecen ejemplos destacables. Solo cito dos de los últimos que vi: Familia tipo, de Cecilia Priego (2009) y la nueva película de Andres Di tella, Hachazos (2011). La primera cuenta una historia familiar y la segunda gira en torno del artista Claudio Caldini, ambas sorprenden por el enfoque, las formas narrativas, la poética general.
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